La imagen femenina de ángel del hogar que deseaban transmitir los defensores de la tradición judía, a principios del Siglo XX, contrasta fuertemente con los roles de mujer que difundían algunas novelas publicadas en el periódico El Meseret. En ellas se puede observar una progresiva evolución de la caracterización de las heroínas, que va desde prototipos algo conservadores hasta lo más transgresores modelos occidentales.
La Brigante (1909) es un claro ejemplo de novela judeoespañola que propone un modelo de feminidad alternativo. Está basada en la vida de un personaje real, Belle Star, que se convirtió tras su muerte (a finales del siglo XIX) en una leyenda del salvaje Oeste. La narración sefardí magnifica y cambia algunos rasgos de la biografía[1] de esta conocida ladrona, y añade cierta ironía crítica contra sus fechorías.
Belastar es presentada como la hija de un terrible bandolero que, desde muy temprana edad, siguió los pasos de su inseparable padre: “A_la edad de cinco años la hijica ya sabía muy bien usar de un cuchío o de una cuedra para echar lazos, y cuando tuvo los diez años cumplido ella había tirado su diecen golpe de revolver o de fusil sobre los hombre y hecho más de una sangre” (Barquín, 1995: 237). Cuando sus progenitores fallecen, la joven (de apenas quince años) inicia por su cuenta una serie de asesinatos y robos.
Su hermosura y valor atraen a los hombres y, pronto, decide casarse con el jefe de una banda de forajidos. Pero, pocos meses después, la señora Belastar: “ habiendo remarcado que su marido no era tanto corajoso como ella lo deseaba, le dio un buen dia una punta de pie y tomando por cuento suyo a_la más parte de los brigantes de la banda, ella se dirijó por otro camino y metió a_la obra con más muncho ardor” (Barquín, 1995: 238).
Desde ese momento, la brigante se viste de hombre y convierte el hurto en su medio de subsistencia. Los enfrentamientos contra el orden civil son continuos, al igual que las denuncias contra ella. Todos aquellos que la delatan sufren su violencia: “Vosotros no tuvites nunca a sufrir de mí […] “yo misma vine a tomar mi venganza. Y apretando con su dedo, ella hizo fuego y la bala de su carabina fue y buracó en la frente del grande del casal” (Barquín, 1995: 239).
Las autoridades ponen un alto precio a la cabeza de Belastar y ella, en lugar de refugiarse, acaba con cualquiera que se empeñe en conseguir tal recompensa. Su astucia y valentía hacen que no solo consiga huir de la ley, sino también deja en ridículo a esta en diversas ocasiones:
yo so la brigante que buscas, ma, cuanto a vos, vos sos una grande bestia. Anoces vos tuvistes dicho que me conocerias si me vías en cualquer lugar que fuese y bajo del vestido que fuese, y por tanto yo estaba ahí enfrente de vos y vos me estuviste mirando mientres munchas horas (Barquín, 1995: 243)
Sin embargo, llega un momento en el que ella se separa de sus camaradas y emprende un viaje en solitario. Durante este, se da cuenta de que debe dejar por un tiempo las malas costumbres y se dedica a sobrevivir del fruto de su ganado. La continua ausencia de hurtos lleva a pensar a las gentes de esa zona que ella ha muerto. Pero lo que todos ignoran es que la brigante está preparando su mayor atraco.
El violento asalto a un tren que Belastar protagoniza provoca que la policía aumente sus intentos de captura. Sus compañeros, sabiendo el grave peligro que corre, le aconsejan que se retire, aunque ella prefiere morir matando: “Entregarse le parecía vergüenza, todo era indino para su vida gloriosa llena de actos diños de su bravura; y agora entregar las armas y demandar o recibir el pardón del goberno, esto era insoportable para su diñidad y en ninguna manera ella no lo haría” (Barquín, 1995: 244).
Su actitud firme y su fortaleza asombran a sus seguidores, quienes deciden: “Que la muerte sólo los podría departir de la terrible mujer que les había inspirado tanto coraje y abolición contra del goberno” (Barquín, 1995: 244). Tras esta afirmación, la fechorías de la brigante se vuelven más intensas hasta que llega un día en el que ella y los suyos, durante una persecución policial cerca de un río, parecen sucumbir bajo las aguas.
by: Zoraida Sánchez Mateos
[1] La novela sefardí se centra en magnificar la figura de la protagonista y obvia datos sobre las disputas judiciales que sufrieron Belle Star y sus hermanos. Pero quizás esto ya se diera en la fuente de la que parte el texto judeoespañol. Esta, posiblemente, sea una noticia del New York Herald o la biografía ficticia The Bandit Queeen or The Female Jesse James, la cual convierte a la hermosa ladrona en una heroína noble, romántica e incomprendida (Barquín, 1995:233).
Bibliografía
– Barquín, Amelia (1995), Edición y estudio de doce novelas aljamiadas serfardies del principios del Siglo XX, Bilbao: Universidad del País Vasco.
No tenía ni idea de La brigante, así que voy a buscarla ahora mismo. Gracias por el Post. Es genial.
¡Un abrazo!
https://otroestupidoblogdeliteratura.wordpress.com/
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Durante este mes, Iré subiendo más novelas sefardies con protagonistas femeninas trangresoras. Espero que te interesen también. Un saludo.
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