Carmen Martín Gaite (Premio príncipe de Asturias de las Letras 1987)
Entre Visillos
Descalza se desperezó junto al balcón. Había cesado la música y se oía el tropel de chiquillos que se desbandaban jubilosamente, escapando delante de las máscaras. Natalia levantó un poco el visillo. A los gigantes se les enredaban los faldones al correr.
Rosa Chacel (Premio Nacional de las letras 1987)
Memorias de Leticia Valle
Y me pareció que en medio de su quietud estallaba algo como una pompa. Fue un pequeño estampido, lejano y tan breve, que se preguntaba uno si podia tener realidad una cosa tan sin tiempo.
Carmen Laforet (Premio Nadal 1945)
Novela Nada
Empecé a seguir –una gota entre la corriente- el rumbo de la masa humana que, cargada de maletas, se volcaba en la salida. Mi equipaje era un maletón muy pesado -porque estaba casi lleno de libros- y lo llevaba yo misma con toda la fuerza de mi juventud y de mi ansiosa expectación
Ana María Matute (Premio Cervantes en 2010)
Aranmanoth
– Soy ignorante. No comprendo cuanto sucede a nuestro alrededor. Desconozco el oscuro origen de todo este sufrimiento, pero, Windumanoth, me hicieron tu guardián, y no quiero verte llorar.
Ella le rodeó el cuello con los brazos y dijo:
– No es de mis lágrimas de quien tienes que guardarme -y añadió-: quizá no te hayas dado cuenta, pero también he llorado de alegría entre tus brazos.