La protagonista de Josefina Pelliza de Sagasta, Margarita, propone un rol femenino alternativo al de “ángel del hogar”. En el nuevo modelo, la mujer abandona la protección masculina para emprender una vida independiente. La osadía y la fuerza que posee la heroína de esta novela le permitirán no solo mantener a su familia sino también romper (gracias a su labor como cuidadora de enfermos) con la restricción del bello sexo de no intervenir fuera del espacio privado.
Margarita fue publicada en 1875 en Buenos Aires. La narración, como expresa su autora en la dedicatoria que precede a esta, es el resultado de una apuesta. La escritora de Entre Ríos cuenta que su amiga Florencia Pueyrredón de Castro, al saber de su embarazo, creyó imposible que pudiera compaginar la maternidad con la escritura. Ante tal afirmación, Pelliza de Sagasta le prometió que “la primera publicación, de cualquier género que fuere, te sería dedicada para que te convencieras de que una mujer, por más que sea madre y esposa, tiene tiempo, si sus ideas y su corazón la inclinan a ello, para escribir y hacer versos” (1875: 13).
La reivindicación de la libertad y de la igualdad femenina que llevó a término Pelliza durante su corta vida, 1848-1888, quedó plasmada en sus creaciones literarias y teóricas. A través de las cuales manifestó que Argentina, a pesar de presumir de sus grandes innovaciones tecnológicas, permanecía atrasada al no haber superado todavía las diferencias entre mujeres y hombres. Según Bonnie Frederick, la autora rioplatense deseaba “avergonzar a los argentinos empleando el más grande insulto de su tiempo: la opresión de la mujer es antiprogresista” (1993: 14).
Uno de los ejemplos más destacados de la poetisa de Concordia sobre la desigualdad de género es Conferencias: El libro de las madres de 1885. En él se pueden leer aseveraciones como las siguientes: “La mujer enaltecida por medio de la instrucción sólida no podrá ser nunca inferior al hombre […] quedará libertada de la injusticia que hoy pesa sobre ella; quedará […] rehabilitada y en posesión de sí misma” (Frederick, 1993: 59). Su difícil labor como crítica y editora de la revista La Alborada de Plata hizo que pronto se ganara el elogio de personalidades tan destacadas como Sarmiento, Ricardo Gutiérrez o Clorinda Matto de Turner.
Sin embargo, en la actualidad, esta innovadora escritora resulta casi desconocida, ya que tan solo ha sido reeditada su novela La Chiriguana. Margarita es, por tanto, una obra que permanece hoy día en el más absoluto olvido, a pesar de plantear aspectos interesantes respecto al intento de construir una nueva identidad femenina. Su protagonista rompe con las bases de “ángel del hogar” sobre las que se construye el personaje al demostrar una fuerza de voluntad y de actuación impropia de este ideal de mujer. Como indica Beatriz Ferrús (2013):
Teresa y Margarita gestionan su vida sin concesiones, hacen del ejercicio plenipotenciario de su libertad su rasgo más destacado. Son ángeles del hogar, bellezas cargadas de dulzura, pero también de energía y de fortaleza, heroínas que caen y se levantan, que trabajan sin descanso para sí mismas y para los que aman. (Ferrús, 2013:11)
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