El mito del «salvaje» en los Siglo de Oro: sumiso aliado o cruel enemigo

     La eterna dicotomia entre civilización y barbarie se conviritió en un recurrente tema píctorico y literario tras el descubrimiento del nuevo mundo.  La palabra “salvaje”, en el Renacimento, se atribuyó a todo aquel que tuviera una forma de vida distinta a la convencional de Occidente y adquirió un significado positivo o negativo dependiendo del interés con la que esta se empleara.

      Colón, movido por su afán de Gloria, dijo en sus Diarios que los nativos americanos  “no tenían armas, son todos desnudos y de ningun ingenio y muy cobardes (…) y  buenos para mandar”[1]. Con dicha descripción, inaguró el mito de “el buen salvaje”. Este sería continuado por el resto de colonizadores, ya que la conquista de sus territorios era un negocio demasiado rentable. La evangelización de la población índigena permitíó conseguir los medios necesarios para subvencionar grandes expediciones en busca de oro. Hubo, por tanto, un fuerte programa propagandístico para difundir la idilica visión del “otro”, la cual  abarcó todas las artes. En la imagen inferior, puede verse a Americo Vespucio (1589) siendo gratamente recibido por la hermosa y dócil población amerindia.

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       En paralelo a la idea del salvaje como alma cándida y bondadose, se creó el mito del salvaje «malvado». Este, por su carácter cruél y violento, representaba un gran peligro para la civilización europea. El canibalismo fue uno de los principales argumentos que los cronistas  utilizaron para atacar a los indios: “se comieron los unos a los otros hasta que quedó uno solo”. Sobre este sanguinario mito se hizo publicidad a través de grabados como el siguiente.

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        La literatura de ficción también se llenó de salvajes que cometian atrocidades, aunque en este caso sus  protagonistas habían nacido en el viejo continente. La novela sentimental fue el lugar idóneo para incluir a este tipo de personajes, ya que los desengaños amorosos o las penitencias eran favorables para su aparición. Deyermond (1993) describe al salvaje como  “ser descortés, violento y lascivo que  suele vivir en los bosques y suele vestirse con pieles u hojas”. 

          Roldán, protagonista del  Orlando el Furioso, al descubrir que su amada le ha sido infiel: “se volvió loco, y arrancó los árboles, enturbió las aguas de las claras fuentes, mató pastores, destruyó ganados, abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas, e hizo otras cien mil insolencias» (Rico: 2001). Algo parecido le sucede a Cardenio, en el capítulo XXIII de El Quijote,  pues tras el rechazo de Luscinda se adentra en la montaña,  se despoja de todas sus ropas y ataca a cualquiera que se le aproxima: «arremetió con el primero que halló junto a sí, con tal denuedo y rabia que, si no se le quitáramos, le matara a puñadas y a bocados».  

        El mito del salvaje, ya sea como alma bondadosa y cándida o como ser despiado y demente, adquirió gran relevancia en la sociedad, en el arte y  enla literatura de los Siglos de Oro debido a la continua confrontación entre civilización y barbarie que representa. Los distintos intereses que movieron a conquistadores, pintores o escritores hicieron que fuera representado como un aliado o  como un enemigo.

 

Bibliografía consultada

 

  • Cervantes, Miguel. El ingenioso hidalgo Don Quijte de la Mancha, Franscisco Rico, Crítica, Madrid, 2001.
  • Herrero, Fernández . «El Mito del Buen Salvaje y su repercusión en el gobierno de Indias» Agora: Papeles de filosofía, Nº 8, 1989, pp. 145-150.  Disponible en: https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/1034/962/pg_147-152_agora8.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • Sebrel, Juan.  «Indigenismo, indianismo, el mito del buen salvaje» Cuadernos hispanoamericanos Nº 487, 1991, pp. 45-68.

 

 

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Acerca de Zoraida

Posee el doctorado en "Español: Lingüística, Literatura y Comunicación" de la Universidad de Valladolid. Ha realizado el Grado en Lengua y Literatura española (UAB) y el Máster de estudios filológicos superiores (UVA). Además, cuenta con dos posgrados: "Experto en Humanidades Digitales" (UNED) y "Diseño y gestión de proyectos elearning" (UOC). Gran parte del contenido del blog es de autoría propia y, por tanto, los derechos de propiedad intelectual de su contenido y de sus imágenes están reservados exclusivamente a su creadora. Los diversos elementos que conforman las entradas solo se podrá compartir reconociendo sus derechos morales y sin obtener ningún tipo de beneficio económico por ello.
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2 respuestas a El mito del «salvaje» en los Siglo de Oro: sumiso aliado o cruel enemigo

  1. Lester Knight dijo:

    Excelente entrada. No he podido evitar recordar ciertos casos de propaganda ya presente en la época greco-romana. Quienes bien usaban a los bárbaros como un ejemplo de virtudes perdidas a causa de la riqueza y la civilización, bien los degradaban para realzarse ellos mismos como pueblo superior a fin de justificar sus propias acciones amorales. ¡Un saludo!

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