Capítulos I al III:
Capítulo I:
La nostalgia que sentía la nobleza en el siglo XVI, tras haber sido apartada de las hazañas militares, es canalizada a través de la caza y de la lectura de los libros de caballerías. La condición de hidalgo rural de Alonso Quijana le obliga a aficionarse ambas prácticas y a llevar una vida alejada de cualquier “oficio mecánico” que fuera impropio de su categoría social. La pervivencia del pasado se convierte para él en una necesidad vital.
Capítulo II:
DQ en su primera salida intenta amoldar la realidad a su imaginación caballeresca para mostrar su valor y el porqué de su ya célebre fama. La transfiguración de la venta, lugar de gran importancia en los Siglos de Oro como centro de encuentros y de transmisión cultural, en “castillo” es una prueba de la alteración de los sentidos que sufre el protagonista.
Capítulo III:
El ideal de imitación renacentista es aplicado por Alonso Quijana en su lenguaje, en su apariencia externa y en su comportamiento. La estrafalaria y anacrónica imagen que se desprende de él provoca que su nombramiento como caballero, por parte del ventero, se convierta en una paródica escena. La teatralización de la vida es una constante en el Barroco.
Capítulos IV al VII
Capítulo IV
Tras ser nombrado caballero DQ necesita deshacer agravios o injusticias. El apaleamiento de un mozo por parte de su amo se convierte en una ocasión perfecta para ello. Este episodio puede tener diversas y opuestas lecturas mercantilístas o sociológicas, dependiendo de las cualidades positivas o negativas que se otorguen a Andrés y a su amo. La vulnerabilidad del mozo ante la fuerza opresiva de su señor o el acertado castigo de este por el “pícaro” comportamiento del muchacho son dos de las interpretaciones más extendidas.
Capítulo V
DQ ante la humillante agresión de los mercaderes se refugia en sus ensoñaciones caballerescas. En esta escena, Cervantes muestra el enfrentamiento que se vivía en el barroco entre el mundo mercantil (necesita evidencias para difundir sus ideas) y el feudal (no requiere de pruebas para imponer sus doctrinas).
El vecino que lo traslada a su aldea es testigo de las diversas identidades legendarias (Valdovinos y Abindarráez) que se atribuye durante el camino. A pesar de esta “transmutación”, DQ reafirma su deseo de crear su propia historia y figura para superar las de sus héroes, rompiendo así con el determinismo social característico del siglo XVII y de la literatura barroca, especialmente de la picaresca.
Capítulo VI:
En este capítulo se pone fin a la primera salida de DQ, la cual podría constituir una breve novela autónoma. La purga de los libros que hacen el cura y el barbero (a modo de censores de la inquisición) demuestra que Alonso Quijana no solo leía célebres libros de caballería: Amadís de Gaula, Palmerín o Tirante el Blanco. La presencia en su biblioteca de novelas pastoriles (La Diana enamorada o El pastor de Filida) y de obras poéticas (entre ellas La Galatea de Cervantes), así lo demuestran.
Capítulo VII:
DQ no solamente confunde los límites entre la realidad “historia” y la ficción, también entre el sueño y la vigilia. Pero para poder profundizar en sus pensamientos y enriquecer sus desventuras, Cervantes introduce a un compañero de viaje que (a través del diálogo) contrasta sus opiniones y percepciones. El lector será el encargado de juzgar todas ellas y de indagar en las complejas y contradictorias personalidades que tanto DQ como Sancho poseen.
Bibliografía utilizada:
Cervantes, Miguel (2001), Don Quijote de la Mancha, ed. Francisco Rico, Barcelona: Crítica.
Me gusta mucho el Quijote, aunque no he leído la segunda parte.
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Te recomiendo encarecidamente que te leas la segunda parte, pues sin duda su calidad literaria es mucho mayor
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Lo voy a comenzar, y espero terminarlo esta semana.
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Si te surge alguna cuestión mientras lees o quieres comentar algo, no dudes en escribirme =)
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Ok gracias =)
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¿Nombraste a tu blog del libro o me equivoco?
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Sí, leí con atención el pasaje de «la cueva de Montesinos» y pensé que sería un buen guiño a la obra.
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