Hace 76 años del fusilamiento de varias jóvenes españolas que lucharon contra el fascismo para defender la libertad nacional. La Guerra Civil había terminado pocos meses antes, pero la represión franquista era tan intensa que las «trece rosas» no pudieron escapar.
Los desgarradores testimonios que relato una de sus compañeras de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), Mari Carmen Cuesta, muestran cómo ni en sus últimos momentos desistieron de su sueño de recuperar la República, ya que sabían que a través de su tragedia la memoria popular se encargaría de mantener este anhelo vivo.
«Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia».
En los últimos, años se ha hecho un gran esfuerzo para conseguir que su dramática historia no caiga en el olvido. En 2004, Verónica Vigil y José María Almela realizaron el interesante documental “Que mi nombre no se borre de la historia”(https://www.youtube.com/watch?v=vTLwDRnDCr4), en 2005, Lola Huerte escribió un interesante artículo sobre el tema (http://elpais.com/diario/2005/12/11/eps/11 34286010_850215.html) y, en 2007, Emilio Martínez Lázaro inmortalizó las biografías de estas valientes mujeres en la película “Las 13 rosas”.
Gracias por este aporte tan interesante, desconocía completamente la historia.
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La mayoría desconoce que las mujeres españolas tuvieron un papel fundamental en la lucha contra el fascismo durante la Guerra Civil. En muchos casos, ellas fueron las encargadas no solo de conseguir suministros a las tropas sino también de dirigir los diversos grupos de resistencia.
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