La escultura bizantina (V d.c – XV d.c)
El carácter simbólico cristiano de las obras construidas, principalmente en marfil empleando el bajo relieve, adquiere una enorme importancia. Se mantiene el estatismo y se intensifica el interés por mostrar expresiones serias para intentar dar solemnidad al mensaje religioso que transmiten.
Arte Románico (XI d.c -XIII d.c)
La escultura románica se caracteriza por su voluntad didáctica. La intención de poder transmitir la fe cristiana a través de sus obras dota a estas de una fuerte carga simbólica. La rigidez, la frontalidad y la simplicidad técnica ayudan divulgar de forma clara, solemne y directa el mensaje religioso deseado.
Arte Gótico (finales del S. XII – s. principios del XV)
La escultura gótica experimenta una importante evolución. Tras una etapa de transición del Románico al Gótico (a fines del siglo XII), se alcanza un naturalismo idealizado y sereno. En el siglo XIV, adquieren cada vez más relevancia las imágenes en madera y de bulto redondo de Vírgenes con Niño. Los detalles y el movimiento van tomando forma dentro de las figuras religiosas.
Arte renacentista (XV y XVI)
La escultura en el Renacimiento tomó como base y modelo las obras de la antigüedad clásica y su mitología. Como en la escultura griega, se buscó la representación de la perfección humana y divina a través del mármol. La verosimilitud de los cuerpos y la expresividad de los rostros que las figuras de este periodo transmiten hacen de ellas un medio bastante efectivo de difusión de la fe.
«La Piedad» de Miguel Ángel (1498-1499)
Arte barroco (XVI y XVII)
La escultura barroca busca la intensidad dramática y la integración de las formas dentro del entorno arquitectónico. Las figuras de mármol parecen cobrar vida gracias al enorme detallismo, la naturalidad y el movimiento que intentan captar. Estas características provocan en el espectador fuertes sensaciones.
«Éxtasis de Santa Teresa» de Bernini (1647 -1651)