El ideal de mujer angelical, recluida en el hogar y dedicada plenamente al cuidado de los hijos y del marido, no siempre se correspondió con la realidad femenina del siglo XIX. Las mujeres de clase baja desempeñaban, con frecuencia, labores fuera del ámbito privado para poder mantener a sus familias. Sus largas y duras jornadas como vendedoras, lavanderas o mandaderas “contradecían las nociones de ocio, debilidad y subordinación del bello sexo” (Cano, 2006: 552).
Las mujeres de clase media y alta también desarrollaron diversos trabajos de importancia en el espacio público a pesar de no poder votar ni gobernar. Algunas de ellas se dedicaron a la enseñanza, otras dirigieron cofradías u organizaciones de caridad y unas pocas aprovecharon su formación para participar en tertulias literarias.
Como indica Cano (2006), las más intrépidas llegaron a ganarse la vida con la pluma gracias a su colaboración en revistas y periódicos de la época. Pueden señalarse como intelectuales o escritoras destacadas de este periodo histórico “Gertrudis de Avellaneda, Juana Manuela Gorriti, Eduarda Mansilla de García, Clorinda Matto de Turner” (Scott, 2006: 701).
No obstante, es importante comentar que, aunque todas ellas realizaron un gran esfuerzo para demostrar las cualidades del género femenino, fuera del ámbito privado en muy pocos casos la imagen de la mujer en la literatura sentimental se apartó de manera significativa de la figura del “ángel del hogar”.
Más información en:
Qué artículo tan interesante. No conocía esa faceta de aquellas mujeres; siempre de nos ha contado que su labor solo se limitaba al hogar.
Me gustaMe gusta